(A propósito de la entrada de la semana pasada…) Me pregunta la gente si Cuenca es la ciudad ideal para rizar el rizo y, la verdad, yo no sé qué contestar. Yo frecuento Cuenca con mucha asiduidad y si llegamos a 2021 habrán pasado 10 años desde que Patricia González me invitara a ser profesor dentro de su proyecto de Escuela Municipal de Teatro Conquense.
Nos han cambiado el nombre unas cuantas veces, pero eso tiene que ver con cuestiones técnico-administrativas, de las que yo me desvinculé desde el primer momento. Patricia quería una escuela que llevara el teatro a su ciudad natal desde una perspectiva didáctica y profesional, con profesores formados en las Escuelas Superiores de Arte Dramático y que tuvieran algo que decir y algo que aportar… Y me invitó a formar parte de su sueño y también a dirigir y hacer muestras con l@s alumn@s adult@s que año tras año han ido pasando por sus aulas. Por estos casi-10-años-de-vida se han matriculado en la escuela un montón de alumn@s, que antes que estudiantes eran personas magníficas con situaciones personales singulares, que querían relacionarse con el teatro sin la necesidad de hacer carrera, que necesitaban explorar un área que les resultaba atrayente pero desconocida y que con su presencia han aportado a la escuela un tejido humano diverso y, por lo tanto, absolutamente complejo. A todos est@s alumn@s me acerqué para enseñarles algo, y gracias a ell@s no he dejado de aprender y de profundizar en las Artes Escénicas, y por eso yo rizo el rizo en Cuenca, porque a mi vida madrileña le sumé las visitas a Cuenca de forma regular, lo que implica hacer muchos arreglos para que cuadre la agenda. Pero a mí donde se me ponen los rizos que da gloria es en Almería, que tiene mucha humedad y me salen unas cascadas de bucles que flipas.
La última vez que me solté los rizos de verdad fue en Tailandia, el verano pasado, y la última vez que estuve en Cuenca fue el 9 y 10 de marzo, y dediqué un par de sesiones a leer un texto de Pirandello que estaba destinado a ser nuestro estreno de este año. De momento la función se ha caído, pero el texto sigue intacto y lleva por título “Esta noche se improvisa”. Con un par de meses de perspectiva, está claro que tengo intuición y capacidad premonitoria, porque días después estábamos en Estado de Alerta y confinados, así que todos empezamos a improvisar las 24 horas con respecto a nuestras vidas. Yo improviso por lo general muy poco, pero enseño “técnicas de improvisación aplicadas a la interpretación realista” y las tengo muy trabajadas, así que me adapto como un guante a los imprevistos de la realidad. Tengo muy interiorizado lo de “acción-reacción”, y supongo que una de las “reacciones” de este confinamiento es este Blog. El Coronavirus y el Estado de Alarma nos metió a todos en casa y nos ha dejado tiempo de hacer cosas que antes ni imaginábamos.
A mí el confinamiento me ha parecido estimulante, probablemente porque a pesar de llegar “casi” por sorpresa me pilló con los deberes hechos… Por una parte, tengo una excelente relación conmigo mismo y no me agobia en absoluto tener tiempo para mí, y por otro lado soy adicto a la ciencia ficción desde pequeño y estoy familiarizado con escenarios apocalípticos, preapocalíticos y postapocalíticos. El fin del mundo, lo superhéroes, los villanos, la buena voluntad a ciegas, el odio infundado e injustificado y los virus que amenazan la existencia del planeta tierra me parecen cotidianos y forman parte de mi rutina intelectual. Pocas saben que tengo publicada una novela que transcurre en este tipo de escenarios. Lamentablemente no puedo dar el título porque, aunque la escribí yo la firmó otro. Eso sí, con mi consentimiento y a cambio de dinero. Aquella novela fue mi primera experiencia con el Teletrabajo. Antes de que llegara el Zoom yo ya hacía videoconferencias con una editora y con un “escritor que no escribía” y hablábamos mucho sobre los efectos de los virus, los giros argumentales que yo me inventaba en la vida de los protagonistas y el estilo que yo impregnaría a aquella novela que lleva unas cuantas ediciones, cosa que me pone muy contento. Cuando paso por las librerías sé que soy Autor de Best Seller y eso me excita mogollón. Además de por dinero acepté el trabajo porque me daba morbo alejarme de mí y convertirme en otro. Como verás se tratan de motivaciones radicalmente alejadas a las que me llevan a escribir aquí y así: Este blog no me da dinero y me obliga a ser absolutamente YO MISMO.
“Hablar de uno mismo” es UN TEMA… Le pregunta Alberto García Palomo a ANA CURRA, en El País, por la canción AUTOSUFICIENCIA de PARÁLISIS PERMANENTE, y quiere saber si aquel TEMAZO era una profecía de lo que vendría… Ella, que es una mujer total, contesta que los tiros no iban por ahí, “por ese narcisismo individualista de ahora, sino por ser original, salirse del camino marcado. Por el ser autosuficiente e independiente y hacer las cosas por ti mismo. Eran ansias de vivir sin proyectarnos en el futuro. No este rollo del selfi. No buscábamos sacar nuestros morros, culo y ombligo, sino tener una identidad propia”. (1) La IDENTIDAD es otro TEMA, pero lo abordaremos después, aunque vete tú a saber cuándo… Lo que me interesa de lo que dice La Curra es que la actualidad está llena de conceptos que han ido cambiado en su consideración y, claro, uno ha sido parte de estos cambios, y eso te da una perspectiva que lo flipas. Es decir, me he hecho viejo al fin. Supongo que habrá humanas que hayan nacido hace cinco minutos que todavía no entenderán otras maneras de vivir más que las suyas propias, y o bien tienen curiosidad –que es algo que a mí nunca me ha faltado– y abren su cabeza al conocimiento universal, o considerarán un truño cualquier cosa que exceda a su “aquí y ahora”. Ambas cosas me parecen bien, que conste. Me suele fascinar bastante la gente que solo se interesa por lo que conoce y todo lo demás les importa una mierda. Lo que pasa es que yo me lo paso mejor y me enamoro más de la gente que va y viene por caminos que exceden su propia experiencia. LAS PREFIERO.
“Hablar de uno mismo” no tiene mayor importancia en el momento actual, donde el sentido de lo público y lo privado ha cambiado radicalmente con respecto a otros tiempos. Lo importante, como siempre, es tener algo que contar, y yo ya tengo edad suficiente como para narrarME.
Quería terminar la reflexión sobre la-novela-de-la-que-no-puedo-hablar-porque-está-firmada-por-otro… Pues bien, la trama está situada en un entorno devastado por un virus que pone a la peña en una situación muy chunga y bastante más sórdida y violenta que la nuestra. Y hasta aquí puedo leer, que tengo firmado un contrato de confidencialidad. Lo importante es que tanto teletrabajo como entorno vírico ya habían formado parte de mi realidad Pre-Covid, lo que no quita que VIVIR esta situación no me haya parecido fascinante, por extraña y porque al final su “forma”, su “estética”, no se parece tanto como creemos a la ciencia ficción que habíamos inventado con anterioridad. Al final a la ciencia ficción le ocurre lo mismo que al porno, cuando te toca vivirlo en carne propia nunca es tan bueno y rara vez es como lo habías imaginado… Es infinitamente mejor en la ficción.
Continuará.
(1) Entrevista publicada en El País el 2 de Enero de 2020 en la página 8 de la sección MADRID.