
Estreno en Madrid en la sala Nueve Norte el 21 de octubre de 2021 dentro de la programación oficial de SURGE
HOMBRE DESNUDO es una reflexión dramatizada sobre la figura del varón a partir de la concepción del desnudo masculino en la historia del arte occidental. Entendemos esta pieza como una continuación conceptual de nuestra anterior propuesta estrenada en SURGE 20, MUJER HAMLET. Nos gusta pensar que se trata de un díptico conceptual basado en la concepción binaria del género mediante elementos clave de nuestra cultura. Si en MUJER HAMLET sometíamos un texto universal a un proceso de inversión para poner negro sobre blanco la arbitrariedad y tiranía de las concepciones culturales sobre el género, en HOMBRE DESNUDO ponemos en evidencia las creencias y valores que han sustentado la imagen masculina y su confrontación y posición con el presente.
Hemos querido entrar de lleno y profundizar en el “pensamiento masculino”, en la “condición masculina”, con la intención de poner en evidencia que ese sesgo de identidad es múltiple y diverso, pero mantiene como base una referencia cultural común. Como occidentales, es la Ilustración la que sienta las bases, mediante registros escritos y razonados, de lo que definimos como varón. También es el momento en el que nace la Historia del Arte como disciplina y se activa la imagen del hombre desnudo como referencia de belleza. Nuestro viaje parte del neoclasicismo hasta el realismo, momento en el que el desnudo masculino se vuelve prácticamente un tabú, y sostenemos la hipótesis de que no es por una cuestión relacionada con la belleza.
Lo masculino tiende a definirse con respecto a lo femenino, estableciendo una dialéctica de confrontación que no es precisa. El feminismo no es lo contrario del machismo y sin embargo el machismo se utiliza como una especie de “pecado original” propio del varón, lo que dificulta la integración de ambos géneros en un espacio cultural común. Es decir, el género deviene en guerra de sexos y ante el avance del feminismo el hombre puede sentir que pierde el sentido de su identidad, que solo lo define el machismo. Lo que puede tener consecuencias nefastas para ambas partes.
Sobre el género y la identidad se desarrollan muchas teorías que tienen muchas dificultades en entenderse desde la práctica, porque la práctica está construida sobre un ADN cultural que limita mucho la experiencia. Por eso utilizamos el teatro… Se trata de generar experiencias en común, poniendo el foco en el varón, que es una voz que supone la mitad de lo que llamamos especie humana.
La dramaturgia y dirección del montaje corre a cargo de Pedro Martínez. El reparto lo componen Jose de Vicente, Adrián Justel, Pedro Martínez, Manuel Minaya, Silvia Nieva, Isabel Pamo, Álvaro Pérez de Muñoz, Lorena Toné, Jorge Vidal y Nacho Zorrilla. La plástica escénica corre a cargo de Luis Mayo.